Para poder estudiar, vivió ocho meses en el sótano de una biblioteca

Steve relataba sus peripecias en un sitio de Internet y firmaba con el apodo de Chico Bobst. "Doy gracias a todos los que me ayudan a pasar el día y me hacen dar cuenta de que aunque soy pobre y vivo en una biblioteca, saldré adelante", se lee en un apunte fechado el 15 de abril. Tras la publicación de su historia en la portada del New York Times los responsables de la Universidad le ofrecieron al joven una habitación gratuita en el campus. Steve ahora no sólo duerme en una cama cálida y confortable sino que, además disfruta de los beneficios de la fama.
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